Una de las cosas que más me preocupa la diferenciación de nuestro producto. Creo que más o menos lo tenemos, pero como podemos estar seguros? Si una cosa aprendí leyendo “la Estrategia del Océano Azul” es que hay dos tipos de negocios, los que se lanzan en un mercado lleno de competencia (océano rojo) y tratan de sobrevivir vía precios o calidad. Y los que crean su propio mercado (océano azul), se diferencian y no sufren el desgaste de la competencia. Entonces, el objetivo es huir del océano rojo, pero… ¿como se consigue? Evidentemente, el libro te da unas pistas de cómo hacerlo, pero conseguirlo es otra cosa mucho más complicada.
¿Porqué digo eso? Si de una cosa me estoy percatando es que, además de ofrecer un producto distinto, hay que saber venderlo. Y para conseguirlo, llegamos siempre al mismo sitio: tener una buena comunicación. Y comunicar es: la imagen de la empresa, como nos dirigimos a nuestros clientes, qué medios utilizamos, a quien nos vamos a dirigir…
Hay estudios que demuestran que en la comunicación, la palabra sólo representa el 7%, el tono de voz el 38% y el lenguaje corporal un 55%. Creo que se puede hacer un paralelismo con lo que decía anteriormente.